domingo, 19 de septiembre de 2010

jueves, 16 de septiembre de 2010

 
Los "caballucos" del Diablo.
 
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En el rico acervo de la mitología cántabra... hay una serie de seres que nada tienen que ver con el hombre... ni en la forma... ni en el comportamiento... y que hay que incluir en el reino animal, a pesar, de las distancias que los separan con todo animal conocido...
Ninguno de estos animales verdaderamente fantásticos por su forma, sus orígenes y su conducta... es bueno... en el sentido más sencillo que puede dar a esta palabra un niño...
Actualmente es difícil encontrar a estos animales... pues los modernos sistemas de aniquilación que posee el hombre han acabado... prácticamente... no sólo con estos raros especímenes sino también con los padres que los procrean... Sólo los "caballucos" del diablo... siguen apareciendo cada noche de San Juan... aunque cada vez es más difícil verlos... pues la luz eléctrica, parece que los espanta y hoy en día... existen pocos lugares habitados en los que se carece de ella...
Los "caballucos" del diablo:
Los "caballucos" del diablo.
El primer día del verano... el solsticio... fue día de celebración desde los primeros tiempos de la humanidad... que veneraba las fuerzas sobrenaturales con el fuego... símbolo de vida... Las estelas cántabras con sus motivos solares son testimonio de las creencias de sus antiguos pobladores... y de sus ceremonias con fuego, purificadoras y propiciatorias de la cosecha venidera, perviven en realidades todavía actuales... Los celtas celebraban el solsticio de verano festejando a Yun, padre de los dioses... al que cantaban himnos y consagraban el muérdago y la verbena... Los antiguos cántabros... muy cercanos a los celtas en tradición y descendencia... realizaban fiestas paganas semejantes... que fueron absorbidas con la proscripción del paganismo...por la fiesta de Juan Bautista... unos días después del solsticio de verano... tal vez, por razones meramente homofónicas... (Yun... Juan)...
En Cantabria las hogueras de la noche de San Juan... perpetúan la antigua tradición purificadora y propiciatoria... Esta noche de misterio... de hechizos y de ritos sagrados... noche de brujas... ;-)... aparecen los "caballucos del diablo"...
Los "caballucos" del diablo son siete y parecen libélulas gigantescas... pues tienen alas larguísimas y transparentes parecidas a las de dicho insecto... con las que vuelan velozmente por el cielo nocturno... Van todos juntos y los cabalgan siete demonios... Sus ojos relumbran como chispas... resoplan por la nariz con la fuerza del huracán... arrojan inmensas llamaradas por la boca dejando en el aire una irrespirable estela de azufre... llevan en las patas unos fuertes espolones y... cuando huellan el suelo con los cascos... dejan en el suelo unas marcas indelebles... aunque sea en la roca... como las que todavía pueden verse en muchos parajes de la Montaña.
Cada uno es de un color del arco iris... y el rojo... que va en el medio... es el más corpulento... y el jefe. En realidad, son las almas de siete hombre malvados... nos hallamos ante el mal supremo... el del infierno... Estos jinetes son emisarios que el diablo arroja sobre las tierras cántabras la noche de fuego para sembrar el terror con sus tropelías en el mejor momento del año...
El primer jinete fue un molinero que siempre robaba a sus clientes parte del maíz o trigo que le llevaban a moler... El segundo, un escribano que por dinero y favores firmaba certificados falsos... El tercero, un usurero que sacaba la sangre a los labradores con todo tipo de trampas... El cuarto, un hijo desalmado que pegaba a su madre y a su padre... El quinto, un padre que vendió a su hija a un pretendiente viejo y rico... El sexto, un cura que engañaba a sus feligreses contándoles cosas que él mismo no creía... Y... el séptimo, un hombre riquísimo que nunca dio ni un céntimo a los pobres...
Ni siquiera las Anjanas tienen poder ante sus galopadas y la única manera de estar a salvo de los "caballucos" del diablo es hacer siete cruces en el aire antes de que se acerquen... pero... como son tan veloces... en ocasiones, no da tiempo... por lo que la gente recurre a otro procedimiento que también los ahuyenta... y que consiste en llevar encima una ramita de verbena... la hierba sagrada que ahuyenta todo mal y que hay que haber cogido del campo la madrugada de la noche de San Juan del año anterior.


Los "caballucos" del diablo.
Su maldad llega tan lejos... que incluso se llegan a comer todas las flores de agua que ven y todos los tréboles de cuatro hojas... saliendo de sus recónditas cuevas sólo una vez al año... la noche de San Juan... y recorriendo incansables todos los bosques... ¿Qué por qué hacen esto?... Como es bien sabido... al día siguiente de la hoguera de San Juan... los mozos y mozas van a los bosques a buscar en las fuentes la flor del agua, que da el amor y la felicidad, y el trébol de cuatro hojas, qué sólo si se arranca en tal ocasión da a quien lo encuentra las cuatro gracias de la vida... una por cada una de sus hojitas: vivir cien años... no sufrir dolores en toda la vida... no pasar hambre... y pasar con ánimo sereno todo tipo de contrariedades... Puesto que los "caballucos" se lo comen... cuando los jóvenes salen a buscarlo... no encuentran ninguno...
Cuando al cabo de una noche de ininterrumpidas tropelías corriendo y volando por campos... caminos y aldeas, el amanecer les encuentra agotados y sudoroso, los "caballucos" del diablo desaparecen hasta el año siguiente a través de cuevas llenas de cuajarones de sangre... Al retirarse piafando y resollando dejan caer de sus fauces una babilla, que al enfriarse en el suelo, se convierte en barritas de oro... En Cantabria, todo el mundo sabe que quien recoge estas varitas va irremisiblemente al infierno... pero hay muchos ambiciosos incrédulos... que no hacen caso a tal admonición y antes de que amanezca ya andan con farolas buscándolas entre la hierba... Cuando vuelven de su afanosa búsqueda... se esconden entre los árboles para no ser vistos por los grupos de mozas y mozos que salen al campo saltando y cantando:
"A quien coja la verbena                                la mañana de San Juan                                  no le dañarán culebras                                   ni "caballucos" del mal."

El Ramidreju:
El Ramidreju.
Animal que nace cada cien años de las comadrejas a de las rámilas... Es muy delgado y muy largo... con piel negra rayada de verde... ojos amarillos y un morro de jabalí... que le sirve para excavar agujeros profundísimos bajo tierra... agujeros semejantes a los topos... Dicen que su piel cura todas las enfermedades... y que sirve, también, para encontrar tesoros ocultos...

Los Mengues:
Los Mengues.

Gusanos malignos que se cogen bajo los helechos en lo alto del monte... a media noche con Luna llena... Metidos en un alfiletero otorgan poderes extraordinarios... pero es preciso darles dos libras de carne al día pues si no se comen a su dueño... Sólo quien lleve en una bolsita "el rézpede de coliebra" se verá libre de la magia infernal y de la fuerza hipnótica de los Mengues
 
 
 
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Todos los Sábados las brujas de Cantabria... tras churrar (uuuyyyy!)... en las cenizas del hogar y al grito de...   "¡Sin Dios y sin Santa María, por la chimenea arriba!"... parten volando en escobas o transformadas en cárabos... rumbo a Cernégula... pueblo de Burgos donde celebran sus reuniones brujeriles alrededor de un espino... para... luego del bailoteo, chapuzarse en una charca de agua helada... Otras más correntonas... amanecen en Sevilla al pie de la Torre del Oro.
Bailoteo.

La "viejuca" de Vispieres:
La viejuca de Vispieres.


Bruja inofensiva... encorvada y descolorida... que recorre los prados las noches de luna llena... apoyándose en un cayado de oro con regatón de plata que siempre está limpio aunque toque pozas y barros...
Gasta una capa de color encarnado intenso y corizas de piel de comadreja...
Eternamente solitaria, se hace invisible cuando algún curioso la sorprende en sus paseos nocturnos...

Las Brujas de Ongayo:
Las brujas de Ongayo.
Se dice que en una gruta cercana a Suances... junto a una bolera de oro soterrada... Allí, las brujas celebran su aquelarre... o parten en humeante enjambre hacia Cernégula... lo que explica el cantar:
"De la cueva de Ongayo                             salió una bruja                                             con la greña caída y otra "brujuca".                Al llegar a Cernégula                            ¡válgame el cielo!                                             un diablo cornudo                                      bailó con ellas.                                              Por el Redentor,                                            por Santa María,                                          con el rabo ardiendo                                 ¡cómo bailarían...!"

"Enanuco" bigarista. 
 
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Dentro de la variada gama de seres extraordinarios que pueblan los valles y montes de Cantabria... nos encontramos ahora con los "enanucos".
Los "enanucos", son parecidos a los duendes, sobre todo por su estatura, pues no pasan del tamaño de una mazorca, y, según algunos testimonios... son más bien feos e incluso contrahechos... Contrariamente a los duendes... conocen la vida familiar ya que hay "enanucas" con las que se casan... Viven muchísimos años, pero no son inmortales, aunque algunos autores afirman que sí lo son aquellos que consiguen unirse sexualmente con un humano... (¿?¿?¿?¿?)
Normalmente viven bajo tierra, donde se ocupan de la elaboración de metales... y de la custodia de ricos tesoros que han ido acumulando durante siglos... Muy a menudo, salen a la superficie... sobre todo los más jóvenes... para ayudar a la gente... pues poseen ciertos poderes y son muy valientes...

Los enanucos bigaristas:
Los enanucos bigaristas.

En Cantabria todos los niños han visto u oído hablar alguna vez de unos seres tan diminutos como un puño que viven en el campo... ya sea en agujeritos en el suelo parecidos a las toperas o en huecos de los árboles... Tienen los ojos azules y chispeantes, pelo bermejo y pantorrillas muy abultadas... y visten medias calzas de color rojo... Entre ellos se comunican mediante un silbido característico muy parecido al canto del mirlo... y, además, tienen un bígaro o caracola con la que entonan un canto especial...



A veces, se dejan ver por los mortales... aconsejándoles sobre esto o aquello... pero... si no se obedecen sus indicaciones, se vuelven malos y vengativos... como cierto "enanuco" de Iguña... reyezuelo del entorno... que envenenaba las fuentes al atardecer...
El Tentirujo:
El Tentirujo.
Enano vestido de rojo y tocado con una boina de rabo tieso... a quien una hechicera transporta por los aires allí donde haya muchachas obedientes... y buenas... para que esté diablejo intente que dejen de serlo, sirviéndose para ello del secreto poder de la mandrágora... planta embrujada con raíz de forma humana...
Así cuando una moza se vuelve descarada de la noche a la mañana se dice:
"¡Esa ya tropezó con el Tentirujo!".
(pues vaya!)

Los Cuines de Silio:
Los Cuines de Silio.
Enanos también dichos "Familiares" que actúan por parejas haciendo el bien... especialmente a los niños... a quienes divierten con sus piruetas, muecas y gracioso gañir de cerditos recién nacidos... Visten una capucha encarnada y botines como la nieve...
Se sabe de "Familiares" que solo se muestran a los inocentes...